“Karl Popper y la falsa conciencia del revisionismo primermundista”

popper-238x300Prairie Fire: “Karl Popper y la falsa conciencia del revisionismo primermundista”

(espanol.llco.org)

Este escrito procede de una reciente discusión sobre primermundismo y falsa conciencia. Se ha editado convenientemente:

La falsa conciencia existe. Sin embargo, cuando la población del Primer Mundo comparte la ideología de las clases propietarias, ello no es, generalmente, un ejemplo de falsa conciencia. Una rápida mirada a los datos sociológicos muestra que la mayoría de los hogares blancos, asiáticos e indígenas en los Estados Unidos poseen sus casas en propiedad. En el caso de los blancos, alrededor de tres cuartas partes de todos los hogares tienen en propiedad sus casas. En el caso de los negros y latinos, el número anda cerca del 50%. No es necesario buscar los números exactos para comprender que la vasta mayoría de hogares también tienen (al menos uno) automóvil, normalmente varias televisiones, cadenas musicales, electrodomésticos de cocina, ordenadores y otros productos caros. Además de esto, incluso los hogares más pobres en los Estados Unidos tienen grandes vestuarios, juguetes para los niños y otros bienes de lujo más pequeños. La inmensa mayoría de los seres humanos no puede ni siquiera soñar con vivir tan bien como el más pobre de los trabajadores norteamericanos. Hay más gente en India, por ejemplo, que gane menos de 80 céntimos al día que población en los Estados Unidos. La media en todo el mundo es de 2 a 3 dólares al día. Incluso un norteamericano en el llamado “umbral de pobreza” forma parte del 15% más rico del mundo.

Como afirma el artículo, la razón de que tengan la ideología de las clases propietarias se debe a que los trabajadores en los Estados Unidos son parte de la clase propietaria. En absoluto son el proletariado que Marx describía. Tienen más que perder que solo sus cadenas. Ganan mucho más de lo que necesitan estrictamente para reproducir su fuerza de trabajo para los siguientes ciclos de producción. No viven en el límite de la subsistencia como Marx describía al proletariado. Muchos trabajadores del Primer Mundo tienen más acceso a capital que la burguesía en el Tercer Mundo. El capitalismo funciona para la inmensa mayoría de la población del Primer Mundo. Esa es la razón por la que esta apoya incondicionalmente al sistema capitalista y al imperialismo. Esa es la razón por la que vuelve la espalda a cualquier programa radical para rehacer la sociedad, pero apoya reformas socialdemócratas para beneficiarse a sí misma. Es beneficiaria neta del sistema imperialista. La mayor parte de los trabajadores del Primer Mundo saldrían perdiendo claramente con una distribución igualitaria del producto social, he ahí la razón por la que los trabajadores del Primer Mundo se alinean con el sistema.

Si los primermundistas estuvieran explotados, si ganasen menos de a lo que tienen derecho con una distribución global socialista, entonces podríamos especular sobre la falsa conciencia. Pero este no es el caso. Si actúan como la burguesía imperial, es porque eso es precisamente lo que son. Hay que estar muy confundido para no verlo.

Hay un famosoayo de Karl Popper donde se ridiculiza el marxismo como una pseudo-ciencia porque, según Popper, cuando los marxistas observan algo que falsa su teoría, en vez de deshacerse de ella (como haríamos con cualquier hipótesis científica), los marxistas simplemente se inventan una explicación ad hoc para que la causa de la observación no cuente como verdadera falsación En otras palabras, según Popper, el marxismo nunca puede ser falsado; por eso no puede considerarse una verdadera ciencia. Según Popper, se halla más cerca de la religión. Bien, lo que Popper dice sobre el marxismo encaja perfectamente con el revisionismo. Encaja con el primermundismo pseudomarxista. Nunca ha habido nada parecido a una revolución socialista en el Primer Mundo. Incluso después de un siglo de activismo “socialista” primermundista de todas clases, incluso después de enormes depresiones y crisis económicas, el movimiento socialista del Primer Mundo no se halla ni un centímetro más cerca de la revolución. Una y otra vez, vemos que los trabajadores del Primer Mundo se ponen de lado del imperialismo, a favor del capitalismo (en sus dos versiones: norteamericana y europea social-democrática). A pesar de toda la cháchara sobre la “línea de masas”, los primermundistas son increíblemente duros de oído. Es preciso que escuchen a su amada circunscripción. Que los miren tal y como son, no como les gustaría que fuesen. Los hechos sociológicos sobre el mundo no se pueden hacer desaparecer a voluntad o mágicamente. Los hechos reales son tercos. No importa qué tipo de falsación encuentren en su camino, los primermundistas simplemente dirán que la razón de que los trabajadores del Primer Mundo no hagan la revolución es que padecen falsa conciencia, que les han lavado el cerebro, etc.

Hemos mostrado a los primermundistas que los trabajadores del Primer Mundo reciben más valor del que producen con su trabajo. Les hemos mostrado que reciben más que la parte equitativa del producto social global. Hemos hecho recuento de la historia del movimiento revolucionario, de las muchas revoluciones del Tercer Mundo y de la completa ausencia de nada parecido a un movimiento revolucionario de cualquier tamaño y, menos todavía, de nada semejante al socialismo en el Primer Mundo. Señalamos los comportamientos, las auto-descripciones, la psicología que los trabajadores del Primer Mundo comparten con la burguesía imperialista. La realidad desnuda es que Popper tenía razón con respecto al primermundismo. Tenía razón con respecto al revisionismo. No hay evidencia empírica ni observación alguna que pueda sacudir la convicción primermundista de que los pueblos del Primer Mundo son un vehículo revolucionario. Cuando un primermundista se encuentra con una falsación, invariablemente elabora una excusa ad hoc. Quizás un primermundista pudiese aclararnos esto aquí. ¿Qué haría falta para que se deshiciese de su primermundismo? ¿Qué clase de investigación económica? ¿Qué tipo de acontecimiento? ¿Qué clase de observación? ¿Hay algo en su mente que pueda debilitar su fe en los pueblos del Primer Mundo? Porque si no puede responder a estas interrogantes, entonces Popper tenía razón con respecto a él. No es un científico. Su acercamiento al mundo es básicamente religioso. No hay nada que pueda hacer temblar su fe. ¿Cuántos fracasos hacen falta para que los primermundistas despierten? Oigámoslo.

Las Comunistas Luz Guiadora pueden fácilmente responder a la acusación de Popper. Nos encantaría que nos demostrasen que estamos equivocados porque somos científicos. Nos somos avestruces como los primermundistas. La mayoría de nosotros fuimos primermundistas en algún momento, pero nos deshicimos del primermundismo después de que éste se demostrase falso una y otra vez. Si una revolución socialista tiene lugar en el Primer Mundo o si cobra fuerza significativamente, seremos los primeros en admitir que nos equivocamos. Cuando veamos que los trabajadores del Primer Mundo toman el poder y conscientemente bajan su nivel de vida para beneficio del resto de la humanidad, cuando paguen reparaciones masivas al Tercer Mundo, cuando devuelvan importantes porciones de tierra a aquéllos a quienes se las han arrebatado, entonces admitiremos que lo que está en marcha no se puede llamar social-imperialismo. Cuando veamos que este tipo de programa Tercermundista radical es adoptado por segmentos importantes de la población del Primer Mundo, y no sólo por unos cuantos activistas e intelectuales, entonces nos detendremos a revaluar nuestras opiniones. Sin embargo, no hay un movimiento socialista genuino que tenga apoyo popular en ningún lugar del Primer Mundo. Los que tienen un programa comunistas real son demonizados o son víctimas de la burla general en el Primer Mundo. Diablos, los trabajadores del Primer Mundo son tan reaccionarios, que no apoyan ni siquiera a los revisionistas primermundistas. Esperar que los trabajadores del Primer Mundo se pongan del lado de los del Tercer Mundo es tan poco científico como esperar que la burguesía imperialista se ponga del lado de los trabajadores del Tercer Mundo.

A largo plazo, para la mayor parte, el comportamiento es una función de los intereses materiales. Esa es la razón por la que en el Tercer Mundo, a pesar de todos los intentos de bombardear a la población con propaganda capitalista, el pueblo se levanta todavía en rebeliones radicales, en rebeliones comunistas, en rebeliones proletarias. De hecho, en el Tercer Mundo, se da a menudo el caso de que el monopolio capitalista de los medios de comunicación es incluso más fuerte que en el Primer Mundo. Incluso así, la realidad se hace presente. No así en el Primer Mundo. La intoxicación ideológica capitalista sólo funciona hasta que choca contra la realidad. La falsa conciencia existe, y puede incluso existir por períodos prolongados. Sin embargo, eventualmente la realidad se impone.

La realidad es que el Primer Mundo no tiene proletariado. He ahí por qué nunca se ha visto revolución proletaria alguna en el Primer Mundo. Sin embargo, sí que se ven rebeliones fascistas, como los Minutemen y el Tea Party. O rebeliones socialdemócratas, como la de París de 1968, cuando los trabajadores de París hicieron una huelga y luego volvieron a las fábricas a cambio de una subida de dos dígitos. La única revolución proletaria del Primer Mundo se encuentra en la mente de los primermundistas que son víctimas de una ilusión. A menudo me pregunto hasta qué punto realmente todos los primermundistas son víctimas de una estafa. Me pregunto si los jefes de esos grupos primermundistas trotskistas o marxistas-leninistas o maoístas se engañarán tanto a sí mismos. Mi conjetura es que no. Tras tantas derrotas, me sorprendería que, en lo más íntimo de sus corazones, continuasen siendo primermundistas. Mi conjetura es que lo aquí vemos en acción es un enorme engañabobos. Mi conjetura es que ésta es la razón por la que tantos de esos grupos se convierten en fraudes piramidales de activistas. El liderazgo es consciente de cuán ridículo su primermundismo ha sido durante todos estos años. Entonces deciden que no pueden permitir una pérdida total. Venden el ungüento milagroso a una nueva generación de activistas. Hacen caja.

La primera señal de la ciencia es que predice y explica. El primermundismo no se corresponde con la realidad, tan sencillo como eso, ni es capaz de predecir. Y todas sus explicaciones son ad hoc y de tipo religioso, como Popper vio. El Comunismo Luz Guiadora, en cambio, predice y explica realmente. Nos dice dónde ocurrirán las revoluciones y dónde no. Suministra mecanismos explicativos que no son simples excusas o argumentos ad hoc. Incluso aportamos modelos cuantitativos aproximados. La ciencia real tiene estos rasgos.
Marx diferenciaba su proyecto del utopismo. Llamaba a su proyecto socialismo científico. El  Comunismo Luz Guiadora es el socialismo científico de hoy. El Comunismo Luz Guiadora es el socialismo auténtico. El primermundismo es una broma. Desafortunadamente, el primermundismo ha hecho mucho daño.