Sobre el género

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Una gran parte del comunismo es la eliminación de la opresión de género. Las mujeres han sido pisoteadas por los hombres por decenas de miles de años. En gran parte del mundo, las mujeres son tratadas como propiedad. ¡Es hora de dar vuelta a ese pensamiento! ¡Es hora de la revolución total! Sin embargo, tenemos que entender el género científicamente. Al igual que Lenin escribió sobre la “división en la clase obrera”, también hay una división entre las mujeres de hoy. El imperialismo ha cambiado el juego. En general, las mujeres del Primer Mundo ahora son enemigos de las mujeres del Tercer Mundo. Vamos a explicar.

En el Primer Mundo, el género está siendo cada vez menos conectado a la biología. Debido al alto estándar de vida que es posible gracias al imperialismo y los avances en la tecnología, las mujeres del Primer Mundo son menos y menos limitadas a los papeles sociales tradicionales y reproductivos. Las mujeres ya no solo tiene un rol en la cocina, no estan descalzas o embarazadas en el Primer Mundo. Las mujeres del Primer Mundo tienen acceso a un alto grado de opciones de vida que no son estrictamente limitados a la reproducción. Por esta razón, las desigualdades entre los hombres del Primer Mundo y las mujeres del Primer Mundo no deben ser confundidas con la opresión patriarcal tradicional, que esta centrado en la biología y la reproducción. Por el contrario, estas desigualdades restantes deben ser consideradas como un efecto residual de la opresión patriarcal tradicional. Es probable que con el tiempo, los ecos de la opresión tradicional se vuelvan menos pronunciados en el Primer Mundo.

La situación de los hombres del Primer Mundo y las mujeres del Primer Mundo está mantenida a la expensa de, no sólo de la opresión de clase y la opresión nacional de los pueblos del Tercer Mundo, pero también la opresión de género de los pueblos del Tercer Mundo. En otras palabras, las mujeres del Primer Mundo se benefician de la opresión de género de las mujeres del Tercer Mundo. ¿Cómo es que las mujeres del Primer Mundo se benefician de la opresión patriarcal de las mujeres del Tercer Mundo?

El fin de la opresión patriarcal tradicional para la mayoría de las mujeres del Primer Mundo ha sido posible por la enorme concentración de la riqueza que el imperialismo ha generado para el Primer Mundo a la expensa del Tercer Mundo. Las mujeres del Primer Mundo han adquirido la capacidad de entrar en la economía y ganar supersalarios. Esto les da la opción de no ser parte del papel tradicional, donde la supervivencia de la mujer depende de su marido como cabeza de familia. Las mujeres del Primer Mundo tienen la opción de vivir de forma independiente, sin pareja masculina. Así, las mujeres del Primer Mundo se liberan de la opresión tradicional conectada con su papel en la reproducción; la maternidad. También son liberadas de concepciones tradicionales, centradas en el hombre, de la sexualidad. Las mujeres del Primer Mundo tienen acceso a muchas más opciones de vida, abiertas a ellas. Las mujeres del Primer Mundo son capaces de ganar supersalarios explotadores junto a los hombres del Primer Mundo. Las mujeres del Primer Mundo son capaces de tomar parte del botín del imperialismo en una base más y más igualitaria con los hombres del Primer Mundo. El aumento de la igualdad entre los sexos en el Primer Mundo es el resultado del sistema capitalista-imperialista mundial. Una gran parte del mantenimiento del sistema mundial de opresión es la fusión de diversos aspectos del feudalismo y el capitalismo en gran parte del Tercer Mundo. Las mujeres del Tercer Mundo son algunos de las mayores víctimas del sistema capitalista-imperialista. Tienden a estar encerradas en la opresión tradicional, feudal en sociedades agrarias. En las zonas industrializadas, se encuentran ellas mismas las más explotadas, trabajando más horas y por salarios más bajos que sus homólogos masculinos. Crecientemente las mujeres del Tercer Mundo se encuentran esclavizadas, a menudo por la industria mundial del sexo. La situación de las mujeres del Tercer Mundo es una función de, entre otras cosas, su opresión de género. Y, la opresión de género en el Tercer Mundo ayuda al sistema imperial que encauza la riqueza del Tercer Mundo al Primer Mundo. La opresión de género en el Tercer Mundo aumenta la igualdad de género en el Primer Mundo. La igualdad del Primer Mundo es sostenida por el semifeudalismo y semicolonialismo en el Tercer Mundo. “Liberación” falsa de género en el Primer Mundo ha significado el acceso aumentado a los privilegios tradicionales y estilos de vida de los hombres en el Primer Mundo. Esta liberación de las mujeres ha ido más allá de las mujeres del Primer Mundo. Los gays, lesbianas, bisexuales, personas transgéneros del Primer Mundo tienen un acceso cada vez más al poder y privilegios tradicionales de los hombres heterosexuales del Primer Mundo. Sin embargo, esta apertura socialdemócrata de la sociedad primermundista se basa en la opresión de género constante del Tercer Mundo. Por esta razón, hay menos y menos razón para considerar a las mujeres del Primer Mundo como algo separado de los hombres del Primer Mundo desde el punto de vista del análisis de poder mundial. Y, hay más y más razón para considerar a las mujeres del Primer Mundo como algo separado y distinto de las mujeres del Tercer Mundo. Es correcto ver a las mujeres y los hombres del Primer Mundo, como dos grupos que tienen más en comun. Esta situación se ve confirmada por el análisis material y el registro histórico. Casi todos del Primer Mundo son enemigos.

El feminismo revolucionario rechaza la mentira de la hermandad universal. Tales mentiras sólo sirven al imperialismo. Esta mentira le dice a las mujeres del Tercer Mundo que sus verdaderos aliados son las mujeres del Primer Mundo, no los hombres del Tercer Mundo luchando junto a ellas por la liberación nacional. Esta mentira le dice a las mujeres del Tercer Mundo que tienen que poner su futuro en las manos del imperialismo benévolo. Tenemos que reconocer que la gran división entre el Tercer Mundo y el Primer Mundo afecta al género también.

Esto no quiere decir que no existen desigualdades tristes entre los hombres del Primer Mundo y las mujeres del Primer Mundo. A nadie le gusta ver la violencia doméstica, la violación, y la crueldad que afecta desproporcionadamente a las mujeres. Sin embargo, en general, tenemos que usar nuestro cerebro aquí. Es obvio que las mujeres del Primer Mundo en su conjunto no van a apoyar una revolución comunista y anti- imperialista. Tenemos que entender este hecho y tratar con ella. Todos debemos tratar de ser igualitarios y justos en nuestras interacciones personales. Debemos vivir la revolución. Debemos defender lo correcto y lo incorrecto. Debemos ser buenas personas. Sin embargo, el único feminismo real es el feminismo proletario, el feminismo tercermundista. El feminismo real es compatible con el feminismo que desea la destrucción del Primer Mundo. No es un feminismo que busca alianzas con la llamada ‘clase obrera’ primermundista o las mujeres del Primer Mundo. El feminismo revolucionario reconoce que la contradicción entre las mujeres del Primer Mundo las mujeres y las mujeres del Tercer Mundo es antagónico. El feminismo revolucionario identifica a los hombres del Primer Mundo y las mujeres del Primer Mundo como el enemigo. El feminismo revolucionario es el feminismo de la guerra popular mundial llevada a cabo por el campo global en contra de la ciudad global, la guerra popular mundial llevada a cabo por el Tercer Mundo contra el Primer Mundo.

Nuestra revolución vendrá de los lugares oscuros, de los lugares más oprimidos. Las mujeres del Tercer Mundo y los niños dirigirán el camino a un mundo mejor. Madres. Hijas. Hijos. Ellos jugarán un papel clave. Verdaderos revolucionarios se unen con las mujeres del Tercer Mundo. Nos unimos con los hombres y las mujeres del Tercer Mundo contra los hombres y las mujeres del Primer Mundo. Apoyamos la Revolución Nueva Democrática para crear los derechos básicos de hombres y mujeres en el Tercer Mundo. Apoyamos la guerra popular mundial llevada a cabo por mujeres y hombres en el Tercer Mundo contra el Primer Mundo. Apoyamos la revolución socialista. Apoyamos el comunismo, la liberación total. El comunismo de la Luz Guiadora es una estrategia revolucionaria que da cuenta del mundo real, no el mundo tal como lo imaginamos. Todos las  feministas reales de pie con la gran mayoría de las mujeres en el Tercer Mundo. ¡Todas las verdaderas feministas son comunistas Luces Guiadoras!