“La abundancia material no es posible a escala mundial, porque hay importantes limitaciones objetivas en cuanto a los recursos reales. (14) Los socialistas de los primeros tiempos—incluso un número sorprendente de socialistas contemporáneos—las pasaron por alto, y tienden a imaginar que, de alguna manera, los altos niveles de vida en términos materiales pueden extenderse desde las clases ricas en los países ricos a todos los pueblos de todos los países. No es ese el caso. Al contrario, tarde o temprano el nivel de vida en los países ricos debe caer.”(1)
“…se debe decir algo acerca de las perspectivas revolucionarias. Estudiando el mundo de hoy, me parece muy claro que la perspectiva de Lin Piao se adapta mejor a la realidad que la tradicional trotskista o la del pseudo marxismo eurocéntrico. En su bien conocida obra ¡Larga vida a la victoria de la guerra popular! Lin Piao vislumbra una nueva representación del drama de la revolución china –esto es, el aislamiento de las áreas urbanas (industrializadas) del mundo por un mar revolucionario rural como preludio del colapso de aquellas. Por su puesto, esto debe ser entendido de manera generosa y no literalmente. Cada vez más, la política en Occidente será una política de reacción ante acontecimientos e iniciativas en otros lugares, en los tres continentes. Esto ya se aprecia, en marcado contraste con aquellas décadas en que las iniciativas occidentales daban forma al mundo entero. Las crisis de los poderes imperialistas pueden provocar disensiones reactivas internas e incluso alborotos civiles, pero las causas habrán de buscarse, en última instancia, en el mudo en ebullición de los campesinos pobres. Ciertamente, esto guarda más relación con la realidad que la idea, anotada más arriba, de un apático campesino pobre que espera la salvación de manos de los trabajadores industriales revolucionarios ( y blancos, nota bene) Los marxistas mecanicistas se sintieron muy reconfortados con la abortada “revolución” francesa de 1968. En realidad, esta fue la tumba de sus ideas, ya que los obreros fueron fácilmente comprados con la aplicación de un laborismo indisimulado.” (3)
Caldwell, a diferencia de las reliquias de estrecha visión de los años sesenta y setenta, interpretó correctamente lo que el Mayo del 68 representaba: un ejemplo espectacular de cómo la clase trabajadora del Primer Mundo puede ser comprada con absoluto descaro. Mostraba que los trabajadores del Primer Mundo alzan la bandera roja para reforzar su posición en su tira y afloja con el sistema, no para hacer realmente la revolución. Caldwell vio claramente que la revolución la hacen aquellos que tienen un interés material en el socialismo. No es hecha por aquellos cuyos intereses de clase se ponen en línea con los del imperialismo. Por eso, el corazón de la revolución palpita en el Tercer Mundo, no en el primero. Por eso, la forma de la revolución, las formas de resistencia serán principalmente aquellas que se obtengan de la experiencia del Tercer Mundo, no del primero. Esta es la razón de la importancia tan grande que tiene el campesinado. Por este motivo Lin Piao universalizó el concepto de guerra popular de Mao. La revolución proletaria debería verse como una guerra popular global que avanza desde el Tercer Mundo hacia el primero, en la que el campo global pone cerco a las ciudades globales.
3. http://www.marxists.org/history/etol/newspape/isj/1969/no041/caldwell.htm